sábado, 18 de agosto de 2007

Caos por ayuda y desesperación de damnificados en Perú

Cientos de damnificados por el terremoto que afectó esta zona de Perú salían de los escombros el sábado para abalanzarse sobre carros que llevaban alimentos, en medio de la desesperación de otros miles de afectados en varias localidades.
Los pobladores de este lugar, a unos 230 kilómetros al sureste de Lima, permanecían acurrucados dentro de endebles cabañas fabricadas por ellos con palos y toldos de bolsas plásticas, tras la caída de decenas de casas de adobe.
Entre la polvareda y el brote de enfermedades respiratorias, niños, ancianos, padres y madres aguardaban en el frío la ayuda; mientras atrincherados en las calles levantaron para evitar que extraños ingresen a robar lo poco que les queda.
Tras el anuncio del arribo de un envío de suministros, la gente se abalanzó a una pequeña camioneta que llevaba algo más de 60 bolsas con fideos, aceite, fideos, latas de atún, agua, y arroz.
"No he comido nada más que unos dos vasos de leche. Yo vivo sola, pero estamos pidiendo algo de comida para los niños que tienen hambre. Nosotros también estamos afectados y no nos llega nada de ayuda", dijo a AP Libaña Sánchez, de 52 años, que luchaba por conseguir algo para sí entre la multitud.
Indicó que la gente ha conformado patrullas civiles para evitar posibles asaltos.
Esta escena se repetía en Pisco, una de las más afectadas por el terremoto, y en Ica, aledaña y también destruida.
La AP presenció en Pisco cómo decenas de personas se abalanzaban a los camiones del ejército que traían alimentos y se disputaban a golpes cajas de leche agua y latas de atún, ante la impotencia de efectivos militares que trataban de calmar a la gente en vano.
En esta ciudad, equipos de búsqueda y rescate colombianos, españoles, británicos, y bolivianos, se mantenían buscando sobrevivientes de entre los restos de una iglesia que sepultó a unas 200 personas que estaban en una misa cuando ocurrió el terremoto y se desplomó, y de donde se ha recuperado los cuerpos de más de 100 cadáveres, y a tres sobrevivientes.
El terremoto cobró la vida de más de 500 personas, y dejó a otras 80.000 damnificadas.
El presidente Alan García, en recorrido en esa ciudad el sábado, pidió calma a la población y dijo que las masivas denuncias de saqueo "no son tantas. Es natural que luego del pánico, la gente piense que puede sufrir por delincuencia, y hay una sensación de pánico, pero eso es una condición sicológica".
Informó que la policía ha reportado varios robos en carreteras por alimentos, y que desde Lima ya se han enviado más patrullas policiales "que tienen la orden de actuar con más severidad para quienes estén robando".
En esta ciudad, y en Ica, las denuncias de saqueo eran masivas.
"No hay para comer. La gente está saqueando mucho", dijo a la AP Marco Coila, un conductor de los populares moto taxis, en la ciudad de Pisco, arrasada por el terremoto de 8 grados del miércoles.
Agregó que la gente estaba robando incluso ganado y otros alimentos de granjas del lugar para alimentarse "porque los alimentos no están llegando".
La ministra de Comercio Exterior, Mercedes Araoz, admitió que la ayuda era insuficiente y añadió que los robos y saqueos seguirán siendo un problema.
En Ica, al menos 3.000 personas realizaban filas por más de tres horas en la plaza central de la ciudad, impacientes, al tratar de llegar a los ansiados camiones de la municipalidad de allí, que esperaban conseguir unas cuantas papas, latas de atún, y agua para alimentarse.
Aquí, imperaba el caos. Todos los negocios cerraron sus puertas, los alimentos para la venta se agotaron en las despensas de comercios, y la única fuente de alimento eran los envíos de ayuda.
En las barriadas también se levantaron barricadas para protección, aunque la policía también dijo que las falsas alarmas de saqueo se habían realizado por el nerviosismo de la población.
La ayuda internacional continuaba arribando, con paquetes de ropa, carpas, cobijas, botellas de agua, e incluso perros olfateadores para buscar posibles sobrevivientes o más cadáveres.
AP

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