sábado, 25 de agosto de 2007

Reapareció ETA, con su poder de fuego

Dos agentes heridos leves, cuantiosos daños en dieciséis viviendas de la Guardia Civil, importantes desperfectos en cuadro edificios de vecinos cercano y numerosos vehículos destrozados. ETA firmó ayer, con un ataque de madrugada dirigido contra la casa cuartel del instituto armado en Durango, la demostración de fuerza que perseguía desde que, el pasado 5 de junio, dio por formalmente concluido su alto el fuego «permanente». Durante este tiempo, la banda armada vio frustrados al menos tres intentos de atentado con coche bomba y sólo pudo hacer estallar dos artefactos de escasa potencia junto a la carretera que transitó el Tour de Francia a su paso por Navarra.
Sin embargo, a las tres y media de la madrugada de ayer, apenas unas horas después de que el ministro del Interior alertara de la inminencia de un atentado, ETA logró activar una furgoneta cargada con cerca de 100 kilos de explosivo que un terrorista había estacionado poco antes junto al muro de la instalación oficial, en la calle Urkiaga Torre de la localidad vizcaína, a escasos metros de la carretera BI-632. Por sus características, los efectos del artefacto pudieron ser devastadores. Según el director de la Guardia Civil y la Policía, Joan Mezquida, estuvieron cerca de provocar una «carnicería».
Inspirado en los métodos del histórico y sanguinario Henri Parot, el terrorista asumió riesgos nada comunes en la que ha sido la manera de actuar de los activistas de ETA durante las dos últimas décadas: ejecutó todos sus movimientos a la vista de uno de los guardias, que, a través de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad, presenció cómo una furgoneta de color blanco maniobraba marcha atrás, junto a cuatro 'Nissan' blindados de la Guardia Civil. En principio, no se trataba de un hecho alarmante, puesto que, según el relato facilitado por fuentes de la investigación a 'Vasco Press', el vehículo de carga enfiló una entrada de garajes que utilizan con frecuencia muchos conductores para hacer cambios de sentido.

Extraña maniobra
Pero, a continuación, el encapuchado salió corriendo hacia un turismo en el que le aguardaba, al menos, otro miembro de la banda, y el automóvil, un 'Seat Ibiza' alquilado el 14 de mayo en Portugal, sin posterior devolución, arrancó en dirección a Durango. Fue una maniobra fugaz, porque, en cuestión de segundos, el coche regresó. Uno de sus ocupantes entró en la furgoneta y manipuló algo mientras el conductor del Seat Ibiza daba la vuelta. Por fin, el terrorista volvió a montarse en el turismo, que arrancó a toda velocidad. Poco después, se produjo la explosión. Fuentes de la investigación atribuyen la extraña maniobra del 'comando' a un posible olvido inicial de activar la carga.
El 'Seat Ibiza' apareció calcinado una hora más tarde en la campa Jauregiberri de Amorebieta, un aparcamiento situado a apenas doce kilómetros del lugar del atentado. Como es práctica habitual en los comandos de ETA, los terroristas destruyeron el coche utilizado en la primera fase de su huida con un artefacto incendiario que se activó sobre las cuatro y media de la madrugada, para eliminar pistas. La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación de los restos de la furgoneta bomba y la Ertzaintza analiza los del turismo.

Inhibidor de frecuencias
El agente de guardia llegó a activar un inhibidor de frecuencias para intentar anular la posible acción de un telemando, pero fue inútil. La furgoneta, modelo Citröen C-15, con placas de matrícula de San Sebastián y robada recientemente en la localidad vizcaína de Gatika, saltó por los aires y la explosión hirió a dos agentes que estaban de servicio. F. E. R., de 30 años, sufrió cortes por cristales e impactos de «cuerpos extraños» en muslos, cuello y espalda. C. E. Q., de 37 años, presentaba un corte en la mano izquierda y un 'shock' traumático. Trasladados al hospital de Galdakao, fueron dados de alta a media mañana y regresaron a la casa cuartel.
Peor suerte pudo haber corrido un empleado del servicio municipal de limpieza que circulaba con un camión de basuras muy cerca del lugar de la explosión. El trabajador resultó ileso porque se encontraba situado fuera de la trayectoria de la onda expansiva, que se dirigió hacia una esquina de la parte frontal del acuartelamiento.
La explosión esparció restos de la furgoneta en un radio de casi 200 metros y afectó a pisos particulares situados a unos 300 metros: se desencajaron numerosos marcos de puertas y ventanas y se rompieron cristales y persianas. La caída de vidrios y otros restos a la calle afectó a varios turismos particulares.
Mayores fueron los destrozos en las dieciséis viviendas de la casa cuartel, que presentan cuantiosos daños. La deflagración también derribó parte de la tapia de protección y alcanzó a al menos catorce vehículos de la Guardia Civil. Diez de ellos resultaron destrozados. Éste es el sexto atentado que sufre el acuartelamiento de Durango en los últimos 19 años. Además, la Guardia Civil ha sufrido otros cuatro atentados en la localidad vizcaína, con un saldo de un agente muerto y otras cuatro personas heridas.
Según las primeras investigaciones, los terroristas podrían haber utilizado una mezcla de amonal y pentrita para elaborar el artefacto explosivo. Según el director de la Guardia Civil y la Policía, que se desplazó a Durango al recibir la noticia del atentado, el terrorista buscó «una mayor eficacia en la onda expansiva» al maniobrar marcha atrás para estacionar la furgoneta. Acompañado por el delegado del Gobierno en el País Vasco, Paulino Luesma, Joan Mezquida aseguró que «podría haber sido una carnicería». Sin embargo, el blindaje de los cuatro todoterrenos aparcados junto al vehículo bomba absorbió buena parte de la onda expansiva.
Además de confirmar la composición del artefacto, los expertos intentan determinar de qué manera fue activado.
Aunque la Guardia Civil, encontró restos de lo que parece un temporizador en la zona del atentado, tienen dudas de que éste fuera el sistema de iniciación del explosivo, según informaron fuentes de la investigación a la agencia 'Vasco Press'.
Los expertos no descartan que los terroristas emplearan un telemando y que el inhibidor de frecuencias activado por el agente de guardia no funcionara a tiempo. Los investigadores también creen que la bomba pudo ser activada mediante un sistema pirotécnico, un procedimiento empleado por Henri Parot en los dos atentados cometidos en 1987 y 1988 en los que parece estar inspirada la acción terrorista de Durango.

Infraestructura
La furgoneta donde los terroristas instalaron el artefacto explosivo fue robada en Gatika. Se trataba de una Citröen C-15, matrícula SS-0743-AN, que llevaba un tiempo estacionada en el municipio vizcaíno con un cartel de 'Se vende'. Se desconoce cuándo fue sustraída, ya que su propietario no se había percatado de la desaparición del vehículo, aunque se sospecha que el robo pudo haberse cometido hace tres días.
El 'Seat Ibiza', alquilado el 14 de mayo en la región portuguesa del Algarve por un hombre que utilizó documentación falsa, conservaba aún las placas de matrícula originales (15-BZ-35) pese a que había sido denunciada su desaparición.
Según la Guardia Civil, las circunstancias en las que fueron robados el vehículo de carga y el turismo alimentan la hipótesis de que ETA dispone de infraestructura en Vizcaya.
AGENCIAS

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